El panorama de amenazas actual no se parece en nada al de hace solamente 10 años. Los ataques simples que provocaban daños controlables han dado lugar a operaciones modernas de ciberdelito que son sofisticadas, están bien financiadas y son capaces de generar interrupciones importantes en las organizaciones y en la infraestructura nacional. Estos ataques avanzados son difíciles de detectar, además permanecen en las redes por mucho tiempo y acumulan recursos de red para lanzar ataques a todas partes.